Mantener una temperatura adecuada es nuestra especialidad, un radiador es una manera eficaz de conseguirlo
¡Puedes estar segur@ de que encontrarás el tipo de radiador que estás buscando! Siéntete cómodo y no te enfríes ;)
No hay que ser un experto en mecánica para saber que el radiador es una pieza muy importante y no solo en los vehículos, ya que permite que se produzca correctamente la refrigeración de los equipos y que el motor tenga un buen funcionamiento.
Pero además de eso, el radiador cuenta con diversas funciones que no todos tienen en cuenta, por eso, en este post vamos a hablar un poco sobre ellos.
Aunque comúnmente cuando se habla de radiadores, lo primero que nos llega a la mente es un auto, la verdad es que estas piezas pueden formar parte de otros equipos, tal es el caso de los radiadores de agua o los radiadores de calefacción. Pero para que lo tengas más claro, vamos a comenzar definiendo el concepto de radiador.
El radiador es un dispositivo que permite el intercambio y la disipación de calor de un equipo para evitar que el mismo se caliente o para sacarle provecho a la calefacción en lugares fríos.
Los radiadores puede funcionar mediante convención o radiación, bien sea recibiendo el calor o disipándolo. En este caso, eso va a depender del dispositivo en que se use y la función que desempeñe, así como de la temperatura entre los medios que la intercambian.
En el caso de los autos y máquinas similares como una bomba de agua, el radiador se usa para remover el refrigerante y expulsándolo al aire para que el calor disminuya. Mientras que, en el caso de las computadoras, estos radiadores están unidos a ventiladores que evitan que los componentes electrónicos se dañen al calentarse en exceso.
Pero, en el caso de un radiador de calefacción, este aprovecha el calor y lo distribuye a través de tubos para poder aclimatar las zonas en las que las temperaturas son muy bajas.
Aunque existen diversos tipos de radiadores, generalmente estos se conforman de una serie de tubos de cobre que se sitúan en paralelo y que disponen de aletas que expulsan el calor a la superficie.
Ahora bien, dichos tubos o haces, almacenan en su interior un líquido caliente llamado refrigerante, el cual proviene del motor y el tanque de combustible. Al pasar por medio de las haces, las aletas insertan aire frío y empujan el líquido hacia el ventilador para reducir su temperatura. Una vez que el refrigerante esté frío, es devuelto a tanque del radiador.
Este proceso, permite que el motor del equipo no se caliente y funcione mejor. Por eso, lo mejor es que el tanque de líquido refrigerante esté lleno con una mezcla de agua para que el circuito de refrigeración se realice correctamente.
De momento podemos encontrarnos dos tipos de radiadores según su funcionamiento: De circuito abierto y circuito cerrado.
Su función principal es controlar la temperatura de ciertos equipos y maquinarias, bien sea coches, bombas de agua y calefactores para que no se sobrecalienten y se dañen.
La forma en la que las maquinas trabajan es mediante la combustión del motor, el cual requiere de energía para poder estar en funcionamiento.
La energía se obtiene del combustible y del calor que genera él radiador, pero cuando el motor trabaja con mucha intensidad, puede alcanzar grandes niveles de temperatura y es allí cuando el radiador comienza a trabajar.
Los cambios repentinos en la temperatura de un vehículo o máquina pueden hacer que su circuito se dañe y por lo tanto, además de provocar accidentes, lo dejará fuera de funcionamiento. Así pues, el radiador se encarga de nivelar la temperatura para que se mantenga en un estado de equilibrio y el auto o la máquina no se dañe.
En el caso de los radiadores calefacción o radiadores de agua, en vez de disipar el calor, su función es transmitirlo al exterior para aclimatar los espacios y aumentar la temperatura del agua.
Algunas veces el radiador puede fallar, haciendo que los equipos se calienten excesivamente y dejen de funcionar. Por eso, es importante asegurarse que se encuentran en buen estado. Para eso puedes aplicar estas recomendaciones:
En el mercado existe un amplio catálogo de radiadores de distintos tipos y modelos, por eso, al momento de elegir uno, hay que tener muy claro que sus características se adapten a nuestras necesidades. Para que puedas hacer una buena elección, te mostramos los distintos tipos de radiadores y sus características.
Aunque los radiadores por lo general poseen una misma estructura, no todos cumplen las mismas funciones. A continuación te mostramos los distintos tipos de radiadores dependiendo de la función que cumplen.
A diferencia de los radiadores de calefacción, los radiadores de coches cuentan un sistema que permite reducir las temperaturas del líquido refrigerante y del mismo modo, hacer que el motor se esfuerce menos en ponerse en marcha. En este caso, el radiador cumple la función de disminuir las emisiones de calor del auto para que los componentes internos no se dañen.
Su objetivo es calentar el agua, la cual permite calefaccionar una estancia y así emitir calor al ambiente, especialmente en lugares donde las temperaturas son muy bajas. Su diseño puede variar dependiendo del rendimiento del radiador y requieren de la instalación de un sistema integrado.
Ofrece una excelente alternativa para la climatización de los espacios, pero al contrario de los anteriores, no su función no emitir o intercambiar el calor, sino que es el mismo quién lo genera. Su instalación no es muy complicada por lo que muchas personas los prefieren; sin embargo, su consumo energético es bastante elevado en comparación con el radiador de agua.
Como mencionamos anteriormente, los radiadores de agua pueden ser de distintos modelos y forma, por tanto cada uno está indicado para responder a unas necesidades específicas.
Es conocido también como radiador de chapa y está elaborado con paneles de chapa distribuidos tanto vertical como horizontalmente. En algunas ocasiones puede incluir aletas traseras, las cuales ayudan a hacer que la estructura sea más sólida y que caliente más rápido.
Su estructura es bastante parecida a los radiadores de acero, pero son un poco más ligeros y no cuestan tanto dinero. Se calientan bastante rápido y son resistentes a la corrosión, así que es una buena alternativa para usar en habitaciones. Además, para emisión de calor el 80% es generado por convección, mientras que el otro 20% por radiación. Puedes encontrarlos tanto horizontales como verticales y su tamaño va desde 1 a 2 metros.
Tiene un diseño muy tradicional, es robusto y a diferencia de otros radiadores su respuesta no es tan veloz, por lo que para calentarse pueden tardar un poco más; sin embargo, su duración es más prologada. Este modelo ya no se comercializa tanto debido a su alto costo, pero son muy recomendados para casas espaciosas. Trabajan mediante 80% de radiación y 20% de convección.
Se han modificado a lo largo de los años para que sean más exigentes y tengan un diseño más adaptable a los espacios. Por lo tanto, en la actualidad, se integran a la perfección con los ambientes para lograr una armonía en el hogar; sin embargo, su potencia no es tan elevada y el precio es bastante alto. Pueden funcionar tanto con agua, aceite o eléctricos.
Es posible distinguir 4 tipos de radiadores eléctricos dependiendo tanto de su diseño como de su función.
Por medio de la corriente eléctrica pueden calentar al aire de la resistencia en su interior y distribuirlo en los espacios para aclimatarlos a través de un sistema de convección. Estos radiadores pueden ser fijo o móviles, así que son ligeros y como no requieren instalación se convierten en una buena alternativa para calentar rápidamente los espacios.
Dentro de su interior cuentan con un fluido caloportador que al conectar el aparato a una toma de corriente, este se calienta y produce calor que es liberado por toda la superficie uniformemente, por lo que su efecto es bastante duradero.
Se conocen también como calefactores, puesto que su interior dispone de una resistencia que al calentarse emite el calor a la superficie por medio de ondas de radiación no dañinas. Su diseño hace que se mantengan fijos a las paredes y pueden encontrarse como paneles, aunque actualmente también existen algunos modelos móviles.
Su nombre se debe a que su estructura está compuesta por barras horizontales que emiten calor y en ellas se acostumbra a colgar las toallas para secarlas. Es uno de los radiadores eléctricos más usados en la actualidad, sobre todo en los baños debido a su diseño vertical.
Pueden funcionar tanto con agua como con electricidad y su potencia no es tan alta sobre todo al colocar las toallas húmedas en su superficie. Pese a esto, es una buena alternativa para habitaciones pequeñas y cuartos de baños, ya que son bastante prácticos y no ocupan demasiado espacio.
En la mayoría de los casos funcionan mediante electricidad, pero también es posible encontrar radiadores portátiles de agua. Destacan por ser pequeños y compactos, así que se pueden transportar a todos lados; sin embargo, su potencia no es tan alta como con otros equipos.
Es una buena alternativa para habitaciones o sitios donde se desee agregar un sistema adicional de calefacción. Su diseño no es exclusivo por lo que pueden ser de aluminio y otros materiales que permitan su portabilidad. El inconveniente con estos radiadores es que consumen mucha energía y su potencia no es muy alta.
Teniendo en cuenta que existen radiadores eléctricos y de agua y que cada uno tiene características muy puntuales en cuanto a su rendimiento, consumo energético y diseño, cada uno puede variar para adaptarse a necesidades específicas.
En este sentido, al decidirte por un tipo de radiador, toma en cuenta el que se adapte mejor a tus necesidades, dependiendo de la extensión de tu vivienda, la cantidad de habitaciones, el presupuesto y el sistema de climatización que prefieras.
Los radiadores de calefacción son una pieza importante en el hogar, sobre todo en aquellos donde el cambio de estación afecta considerablemente la temperatura del ambiente y aunque estos equipos son bastante duraderos, algunas veces pueden estropearse trayendo consigo muchos problemas.
Por eso, para que no tengas que pasar por ese mal rato, lo recomendable es hacerle un mantenimiento cada cierto tiempo y, en este artículo te enseñaremos como llevar a cabo un buen mantenimiento de los radiadores y todos aquellos aspectos que debes considerar para prolongar su vida útil.
Antes de iniciar es bueno aclarar que existen diversos tipos de radiadores y por lo tanto, el mantenimiento puede variar de un modelo a otro dependiendo de su estructura y diseño. En este sentido, podemos encontrar:
Ahora bien, tomando en cuenta el tipo de radiador que dispongas podrás determinar la mejor forma de realizarle el mantenimiento. Además, en caso que el equipo comience a fallar hay que identificar cuál es la avería que se está produciendo para saber hasta qué punto podemos darle solución.
Existen muchas razones por las cuales un radiador puede comenzar a fallar, pero entre las más comunes podemos encontrar:
Si notas que algunos de estos problemas están haciendo que el radiador no funcione correctamente, entonces te recomendamos que acudas a un técnico especializado para que le haga los correctivos pertinentes y así puedas ahorrarte dinero en la compra de un nuevo radiador.
Si queremos que la calefacción tenga un buen funcionamiento es necesario que nos fijemos que todos sus elementos estén en buen estado. En este sentido, una forma de evitar que se dañe es haciendo un mantenimiento preventivo sobre todo cuando se aproxima el invierno y las temporadas de mucho frío.
Al respecto, muchos especialistas aseguran que no hacerle mantenimiento al radiador de calefacción puede aumentar el consumo de energía al menos entre 10 y 20%, algo que sin duda pesa en las facturas cada mes. Por lo que una manera de evitarlo es realizando un proceso sencillo de mantenimiento, el cual puede ayudarnos a conservar por más tiempo el aparato.
Si bien algunos casos requieren del trabajo de expertos, existen algunos trucos que podemos hacer desde casa y que pueden ayudarnos a mantener en buen estado los radiadores.
Inicialmente lo que debes hacer es asegurarte que no existan pérdidas del líquido refrigerante o de agua en los tubos cercanos a la válvula o el circuito, puesto que esto irá deteriorando poco a poco los elementos provocando corrosión y haciendo que la caldera produzca menos calor.
Una vez que identifiques las fugas, es importante que realices una purga del radiador, para que el agua acumulada en la entrada del circuito se libere. En caso de que el bote de agua sea continuo, lo mejor es consultar con un técnico.
El procedimiento es sencillo, basta con tocar distintas partes del radiador para saber si existe calor acumulado. En caso que notes parte frías, lo que debes hacer es purgarlo cuando se haya enfriado abriendo la válvula de la purga.
Esta acción provocará que el aire salga y una vez que comiencen a salir agua, podremos cerrarla y encenderlos nuevamente.
Luego de hacer la purga es necesario revisar que la presión se mantenga estable y que no esté por debajo del nivel rojo. En ese caso, lo hay que hacer es llegar el circuito con agua hasta alcanzar el nivel normal.
Es un proceso un poco más complicado, así que deberás tener experiencia. Por lo que lo mejor es consultar con un experto en radiadores de calefacción para que pueda cambiar los tapones del radiador en caso que estos se hayan secado, oxidado o tengan fugas en su sistema.
Para ello será necesario desconectar el radiador y cerrar el paso de agua para poder retirarla del equipo. Esta saldrá sucia y puede tratarse de varios litros, así que necesitarás una cubeta bastante grande.
Una vez vaciada, se reemplazan los tapones por unos nuevos, atornillando hasta que quede fijo para que no se produzcan pérdida y luego será necesario calibrar la presión y llenar nuevamente el circuito.
Un consejo que recomiendan muchos técnicos es encender la calefacción en las temporadas cálidas al menos por unas horas, para que el sistema se mantenga funcionando y así evitar corrosiones por falta de agua o presión en el circuito. Esto no solo te ayuda a conservarlo en buenas condiciones, sino que lo prepara para cuando llegue el invierno y te ayuda a identificar si existen algunas averías.
En el caso de los radiadores de convección es necesario estar muy atentos a que se mantengan limpios, puesto que debido a su funcionamiento, el aire debe poder circular correctamente por todo el equipo para poder emitir calor en la habitación. Por eso, si este está obstruido es posible que no caliente lo suficiente e incluso trabaje con mayor dificultad.
En este caso, lo ideal es realizar una limpieza periódica para retirar el polvo tanto de las aletas del convector como del resto del radiador, para ello puedes usar productos especializados o una toalla húmeda.
Como ves, existen muchas cosas que puedes aplicar desde casa para mantener en buen funcionamiento tu radiador, pero si notas fallas continuas o consideras que la avería es bastante complicada, lo mejor que puedes hacer es consultar con un técnico especializado para que te oriente.